CONDENA. organismos internacionales y nacionales repudiaron lo hecho contra Vidal |
Yhasmany Mayán Ur.
“L
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a verdad no se calla
ni se mata”, reza parte de uno de los carteles que porta un trabajador de la
prensa en apoyo a Fernando Vidal, periodista de radio Popular de Yacuiba, quien
sufriera un atentado criminal al ser rociado con gasolina y luego quemado en su
cabina radial al igual que la persona que lo colaboraba, cuando ellos hablaban
sobre hechos de contrabandos.
Una vez más este tipo
de hecho deja al descubierto lo peligroso que resulta esta noble labor del
periodismo que en su mayoría es ejercida por personas que no son acaudalas económicamente,
que apenas logran obtener el sustento para su familia, pero que sin embargo rebozan
en nobleza, dignidad y de gran servicio a la sociedad.
Claro está que cuando
el periodista cumple a cabalidad con su labor (informar objetivamente) termina
afectando intereses de otros quienes optan por tomar este tipo de acciones
cobardes o en todo caso acusan al periodista de estar impulsado por otro tipo
de intereses de terceras personas o entes.
La población debe
conocer lo noble y grande que es esta
labor del periodismo, pero también debe ser consiente que el periodista
arriesga hasta su vida por realizar su oficio y que al ocaso de su vida termina
con pequeñas pertenencias porque tomó la
decisión de ejercer este oficio de la manera más digna; sin recibir dadivas,
regalos u otros que mellen su dignidad y su principio.
Los periodistas
admitimos que en nuestras filas como en todo otro lugar hay de todos, malos y
buenos, donde los buenos terminan pagando las obras de aquellos inescrupulosos
y descarados disque periodistas que a título de aquello se favorecen de los políticos
prendando su voz y su conciencia.
En la otra vereda están
aquellos que tienen que soportar hasta perder su vida por ser cabales en su
oficio, aquellos que saben que más importante es tener la conciencia tranquila
que dormir con pesadillas por las oscuras actuaciones que hacen como
periodistas.